Paz
Isabel

El camino de la paz interior es uno de esos senderos intrincados donde hay que luchar con las inclemencias del tiempo, con las fieras que amenazan el alma y con los miedos. Si no fuera por todo eso, la PAZ global no sería la utopía que parece ser ahora.

Podemos conservar la calma ante vecinos, amigos, familiares aún a costa de contención e inquietud, pero es fácil perderla en el momento en que otro desata el torrente de pasiones desmedidas o de temores, fundados o no.

Aún no sé qué se necesita, no conozco la receta fundamental para alcanzar la paz interior. Me han hablado de ingredientes que combino de distintas formas para dar, al menos, con un resultado dulce. Pero veo que los obstáculos son duros y mi modo de ser todavía no está conformado para aceptarlos.

La sensibilidad extrema, posible fuente de atracción y de gusto para la mayoría de la especie humana, esconde sentimientos oscuros que no imaginamos: posesión, celos, apego, dependencia, melancolía, insatisfacción. Fuentes de inspiración para músicos y poetas pero en la práctica, origen de dolores y rupturas.

No es el corazón el que debe vibrar, sino el alma. Es la mente la que debe controlar los impulsos, pero es el espíritu el que debe liberarse. Sólo hay paz en el equilibrio y sólo hay equilibrio en la consciencia y la aceptación de uno mismo.