Isabel
Tierra, mar y fuego.
Contraste de negros y rojos, azules profundos y verde esmeralda. Nunca el lado salvaje de la Naturaleza dejó entre nosotros tanta belleza agreste.

Volcán de fuego que arrasó el suelo y dejó a su paso una estela de paz. Mar inquieto, sabiendo siempre que la lava volverá a introducirse en su seno un día, caliente y lenta.

La tierra que César Manrique amó y en la que vertió su arte, transformando el viento en juego, la piedra en escultura, el color en vida.

Carnavales, momentos de unión, despliegue de imaginación para dibujar sonrisas en propios y ajenos.

Las cuevas, los miradores, el secreto que guardan Los Verdes... los mercados y las flores, los pueblos dormidos. Las pequeñas islas de playas solitarias donde sólo el murmullo del mar interrumpe el atardecer.

Y la caricia del sol, en cualquier momento del año. La piel tocada por la fortuna, los ojos se cierran y la música del viento se deja oir. A veces la lluvia... torrencial, rápida, que devuelve la vida.
Es mi visión de una isla ideal, a la que acudir de nuevo siempre que quiera congraciarme con el mundo.

Isabel
Tiempo que vuela, meses que pasan. Puertas que se cierran, ventanas por donde se cuelan los rayos del sol y otras cosas...
Ya no son intrincados los senderos (¿debería cambiarle el nombre al blog?). Ahora el camino, por muchas curvas que le dibuje, está definido. Hacia adelante, limpio de guijarros, mirando al sur que es como me gusta, viendo la luz del este hacia el oeste cada día.
Planto mi alma, decoro mis días, que no se diga que necesito que me regalen flores, aunque no estaría nada mal. Una bonita frase que leí de no me acuerdo quién decía justo eso.
No me puedo perdonar no haber leído nada de los amigos a los que visitaba antes de ponerme a escribir... quizá porque cuando entré a este lugar, que ni mi navegador siquiera recordaba ya, me apresuré a crear una nueva entrada, no fuera que la gotita de intención literaria que me movió hasta aquí resbalase y se perdiese.
Quizá sí resbaló, hacia esta pantalla, como perfume; quizá si se perdió, mezclada entre las letras. Últimamente soy tan seria escribiendo... aún con cierta emoción en la razón, pero dentro de los cánones del trabajo y las obligaciones.
Entrar aquí me hace más libre aún de lo que soy, porque ni necesito tema para hablar, sólo letras que juntar en frases que suenen a retazos de interior.
Senderos de primavera, caminos a ninguna parte, y a todas. Sin fecha de caducidad. Ni fecha para escribir una nueva entrada.