Isabel

Acaba de nuevo el día... sé que la noche se cierne sobre mis espaldas lo mismo que sobre esta parte del planeta. Intento plantearme pensamientos claros, limpios, que me ayuden a conciliar el sueño y a permanecer con la conciencia tranquila. Qué poco deseo que vuelvan las preguntas... no sirven de nada, no generan beneficio alguno.

Porqué sin respuesta. La vida no es, en definitiva, más que un conjunto de preguntas, pero las hay que no llevan a respuestas útiles, ni siquiera necesarias. Las cosas suceden porque son así, porque somos individuos con pensamientos únicos, porque es más difícil de lo que imaginamos compenetrar almas y deseos. Lo que quieres tú a mí no me conviene y lo que yo deseo, no es para ti. Qué complicadas son las relaciones humanas y cuánto cansancio provoca intentar comprender al otro cuando ya no existen ni siquiera las palabras.

Por eso simplemente queda esperar otro amanecer en la ciudad bulliciosa, que despertará de nuevo en lunes llena de actividad, llena de ruidos, lejos del estado en el que se encuentra mi espíritu... silencio y aceptación.