... y la brisa me acariciaba la cara. Por primera vez en mucho tiempo, una extraña paz inundaba mi alma; ya no había dolor, la sonrisa asomaba a mis labios al mirar el cielo. Me sentía contenta, tranquila, viva, y no pensaba en nada, sólo en esas nubes que se recortaban en la oscuridad y en las que no me había fijado desde hacía más de un mes. Paseaba rodeada de esa calma nocturna que te lleva a no sentir ni el tiempo. Escuchaba el silencio sin el temor de los últimos días, sin la angustia que me había atenazado el corazón, y disfrutaba del momento sin prisas.
Era casi lo que en aquel momento más me llamaba la atención... el sentido de estar despojada de minutos y segundos, de ni siquiera importarme si existían. Y así seguí sumida en mi mundo, esperando que la noche diese paso al primero de mis días de esperanza y de ilusión.
Abrí los ojos y me quedé paralizada... aún no era del todo de día, aún el sol no brillaba en el cielo, pero sentí el paso del tiempo como una losa, mi respiración agitada y el dolor en la espalda. Era de noche y no era más que un sueño. Pero un sueño que me devolvió por unos momentos la idea de que es posible que vuelvan tiempos en que mi alma vuelva a conocer la paz y la sencillez de lo intemporal.
Hoy es sólo producto de mi cansancio, mañana puede ser una hermosa realidad.
"Aquel que no sueña, no vive" dice un buen amigo al cual respondí: "no sólo de sueños vive el hombre, sino del placer de vivirlos".
Casualmente en dos horas leo a dos soñadores cuyo deseo es renacer y sentir de nuevo el placer de vivir.
Me encanta leerte Isabel, en pocos días noto un gran salto en tu actitud ante la vida, transmites fuerza y esperanza, es todo lo que necesitas para seguir caminando.
La ilusión nunca la perdiste, aunque lo pareciera.
Un fuerte abrazo y gracias por
compartir tus sensaciones, es un placer leerte.
Cuídate, te visitaré con frecuencia.
Ana
¿Acaso dudas de que esos tiempos volverán?
Nuestros buitres se empeñan en convencernos de que no... de que todo será negro y será noche para siempre.
Lo sé muy bien.
Pero tú y yo... y más, tenemos la razón suficiente para saber, aunque nos cueste sentirlo, que no es cierto. Que los buitres carroñeros disfrutan angustiándonos.
Pero la vida no es suya... es nuestra. Y la vida seguirá, y nosotros seguiremos... y los buitres no, no seguirán. Se irán aburridos de no poder vencernos.
Ya lo verás...
Porque esto sí es cierto, porque esta es la verdad.
Un abrazo.
Isabel...confía que las cosas andaran mejor!
volveras a sonreir, a sentir!
Procura...abrir bien los ojos cuando eso suceda!...para poder disfrutarlo con todos los sentidos!
sonrie!guapa!
=)
Pd:Gracias por tus animos!...debo decirte que todos uds! hacen que sonria nuevamente!
Un fuerte abrazo!