Isabel


El álbum "Abbey Road", de Beatles, contiene este tema tan especial en todos los sentidos. Poco más de dos minutos de canción intensa, como todo lo que hacían estos chicos de Liverpool. La frase final, ni siquiera Lennon podía imaginar lo que significaría para muchos, como yo misma en estos momentos.


And in the end, the love you take is equal to the love you make ("...y al final el amor que recibes es igual al amor que has dado").


Caminé por Abbey Road, con una ilusión que pocos imaginan. Me hice la foto de rigor, sonreí, le pensé a mi lado, disfruté de cada segundo. A veces parece que el destino te encamina hacia lugares que luego representarán un punto de referencia en tu vida.


Ahora, esa canción es mucho más que una simple canción. "The end", el fin de un amor donde se dió y se recibió, pero no tuvo un balance equitativo. Lennon (no dudo que la frase sea suya) casi repetía las palabras de San Juan de la Cruz, lo cual es una coincidencia interesante.


Hoy, mi experiencia en los caminos del amor y de la vida me dice que el amor que das es el que tienes, el que deseas dar, el que otorgas desinteresadamente a la persona que eliges. Recibir es otra medida que sólo depende del otro; se recibe más o menos, con una intensidad u otra, siempre según el corazón y el ánimo de quien lo siente y jamás según lo que el otro dé.


Al final, el amor que uno recibe nada tiene que ver con el que da, ya que lo que para ti es la mejor manera de amar, la única que conoces, en la que te esmeras y alimentas y trabajas intentando que la llama perdure en el corazón y en el alma, para el otro puede ser motivo de angustias, de freno, de desapego y de alejamiento.


No es la cantidad de amor, ni la intensidad, ni las ganas... es el modo de amar, la conjunción entre dos visiones del amor que se complementen. Sin eso, al final sólo nos queda el final.