Hay días en que necesito decirme que puedo empezar otra vez... incluso que soy capaz de creerlo.
- El dolor
- El resentimiento
- La aceptación
Paso de la primera a la segunda con una facilidad pasmosa. Duele y duele, y tanto lo hace que se resiente el alma, se incomoda y se maldice por haber llegado a esto. Odio los resentimientos... esos que ahora mismo tengo y se intercalan con el dolor de las heridas.
Quiero llegar a la aceptación, a ese momento dulce en que ya nada importa, en que casi nada se siente y te dejas llevar hacia lo que tenga que ser. No soy capaz de dejar atrás mi fardo, ni siquiera de hacer leña de él para que me alumbre o me caliente. Sé que esa es la solución, que necesito luz y calor. Orientarme hacia la tercera fase, dirigirme lentamente hacia asumir la realidad y tomarla como propia, como parte de mí. Esta soy yo, así es mi vida, es mi camino y lo tengo que recorrer. Busco mi luz, y sé que la llevo encima. No soy sabia, no soy fuerte, sólo intento desprenderme de todo lo que me pesa y seguir adelante más ligera.
Cuando aprenda a aceptar, habré encendido la hoguera que me ilumine con los restos de lo que un día fue y ya no está.