Ana escribió una hermosa entrada sobre los equilibrios. Aunque ella y yo nos parecemos enormemente, y de hecho reconozco una parte de mi pasado en sus letras presentes, en estos momentos siento mis propios equilibrios muy alejados de los suyos.
No puedo decir que no soy feliz. Nadie conoce el secreto de la verdadera felicidad, pero sí sabemos cuándo esa sonrisa se asoma honesta a nuestro rostro, cuando esa sensación de oleadas de gusto invade nuestro interior. Sabemos mirar las pequeñas felicidades diarias con poco que las hayamos perdido... cuando reaparecen, las devoramos con avidez por diminutas y fugaces que sean.
No observo el mundo ahora como viviendo en sueños. Ni siquiera intento permanecer en una serenidad que sé que en mi interior no poseo. Cada vez que miro a mi alrededor y se me va la imaginación o el pensamiento vaga por ciertos derroteros, lo único que intento es agudizar la vista y mirar a lo que tengo a mi lado con todo el peso de la realidad. Un árbol, el mueble del comedor, la cortina del cuarto, mis hijos durmiendo, la comida que se cuece... ver los colores como son: rojo, azul, negro, sin más. Mi equilibrio se rige por la estricta realidad, y lo que aprovecho de ella, que es mucho y me supone paz y tranquilidad.
Lo único que deseo es llegar a asimilar en mi vida la frase que más me identifica:
"No conviene deleitarse en los sueños y olvidarse de vivir".
La vida es esto, quizá hay días en que la cruda realidad pesa, pero en otros es una realidad que tiene su belleza y no la quiero dejar escapar por ser capaz de fabricar sueños mil veces más hermosos que lo único que hacen es herirme al despertar.
Duermo por las noches; he vuelto a soñar, incluso. Y ahí es donde quiero que ellos se queden, en las horas nocturnas que acaban cuando sale el sol.
A veces puedo penetrar en alguna celda de sueños y como un laberinto de Borges perseguir con la ñata pegada al vidrio…
Un placer visitar su pagina.
Daniel O. Requelme
www.danielrequelme.com.ar
Olvidarse de vivir... ése es nuestro gran pecado y nuestro gran error.
Perdemos el tiempo con los sueños, con los planes, incluso con el dolor.
Pensamos en iniciar de nuevo un sueño, nacer de nuevo, cambiar la vida... pero sólo podemos vivir la que tenemos, y la malgastamos en irrealidades, recuerdos y dolores.
La perdemos nosotros y hacemos daño injustamente a los seres que nos quieren. No deja de ser nuestro egoísmo, disculpable, pero egoísmo.
Isabel, las cosas que escribes parecen sacadas de un diario que conozco.
Esa frase en rojo, alguien debería meterla a golpes en nuestra cabeza.
Un abrazo.
Siento no identificarme con vuestros sentimientos y vuestras reflexiones.
Me gustaría, pero no puedo. Quizá sea mi momento personal o mi incapacidad para hacer felices a los demás.
Siento que no encajo en mi vida, es hora de meditar y tomar un respiro. Pensé que si comenzaba a soñar podría cambiar mi rumbo.
Un error más, otro egoísmo encubierto por el miedo.
Un abrazo, gracias por vuestro cariño.
Es curioso... acabamos de dejarnos palabras cruzadas en ambos blogs. Ana, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, sabes que aunque hay pensamientos que no acabamos de compartir, estamos pasando momentos que nos unen. Leeme y luego piensa...
Gracias, Daniel, por los bellos comentarios que aquí has dejado. Espero que no sean los últimos, necesito algo de poesía en mi vida algo más endurecida hoy.
Celta, las almas gemelas en la vida se unen aún en los espacios de la nada. Por es estamos los luchadores rebeldes aquí.
Isabel paso a dejarte abrazos guapa! espero te sientas bien! y sonrias!
=)