... en que vuelves a creer en la humanidad, en que tu fe te dice que todo es posible, que cualquier cosa puede ser cierta.
... en que aceptas tu realidad y luchas pese a todo, frente a todos, hasta frente a tu propia desgracia. Y en esos días puede llegar a lucir un sol que no sólo ilumine tu destino, sino que dé calor a la frialdad del alma atormentada.
... en que vuelves a reconocer cuando hablas con seguridad, con conocimiento de causa, con ese espíritu de quien es capaz de decirse: -Esta soy yo, esto es lo que ves. Transparente, auténtica y vulnerable, sí, pero es lo que soy.
No me importa ser así, débil a veces, valiente muchas. No importa si flaqueo y me hundo... puedo levantarme de nuevo cuantas veces sea necesario. Aprender de la vida, aprender de quienes me rodean y me ofrecen motivos para mirarlo todo con ojos nuevos.
Hay días en que necesito decirme que puedo empezar otra vez... incluso que soy capaz de creerlo.
Isabel, tu puedes ¡¡¡ claro que puedes empezar otra vez, ni lo dudes. Yo tengo fe en ti, en tu fuerza, en tu ilusión, pese a las caídas que todos tenemos, pese a los días nublados que siempre los hay, pese a las malas rachas que pronto terminarán.
Y no eres débil por caer, ni por llorar, ni por sufrir. Eso no es debilidad, es sensibilidad, sentimiento, vitalidad.
Solo un corazón de piedra es capaz de vivir sin sufrir.
Muchos besos con todo mi cariño y un enorme abrazo con toda la ilusión.
Tu puedes .... adelante ¡¡¡