"Watching the wheels"... es un tema de Lennon que me gusta, sobre todo la letra. "Estoy aquí sentado viendo las ruedas dar vueltas y vueltas".
Da tantas vueltas la vida que a veces casi parece mejor detenerse a verla girar que participar en ello. Tantas que los cambios se suceden con rapidez, a veces permitiéndonos adaptarnos y otras menos. A medida que pasa el tiempo y aumenta nuestra edad, nos sorprendemos menos de que todo se mueva a ese ritmo vertiginoso y lo aceptamos religiosamente, aunque los cambios sean de ese tipo de cosas que no suelen llevarse bien. Sin embargo, ahí vamos, hoy hacia arriba, mañana hacia abajo.
Y llega un momento en que lo que nos mantiene, a pesar de los movimientos, son las certezas. Con los años aumenta la fe, quizá porque las cosas imposibles o impensables se hacen cada vez más asimilables a la naturaleza humana. Y más que la fe es la certeza de algunas cosas que sabemos en nuestro interior que SON, las veamos o no, las toquemos o no. Basta con sentirlas, a veces incluso muy dentro, allá en los abismos del alma.
Las cosas mutan a velocidades inmensas; lo que hoy era, mañana quizá no esté, pero lo que ahora palpita en tu interior, después seguirá palpitando porque existe la seguridad de que es tuyo.
Tengo la impresión de que en un mundo donde nada vale durante mucho tiempo, donde todo es perecedero, donde muchos valores han cambiado de nombre y de significado, algunas certezas se erigen como lugares privilegiados a donde acudir cuando todo se desmorona, cuando las ruedas giran de tal modo que marean. Son puntos de referencia, sonrisas inmutables que saludan cada nuevo día porque sabes que, pase lo que pase, son tu verdad.