Isabel
Ya no me come la soledad.
Ya no muerde mis carnes sedientas de caricias.
Se convirtió al fin en amante fiel de mis días,
ella, a quien odiaba.
Laceraba mi alma al son de tristes canciones,
susurraba burlas en mis oídos.
Con el tiempo y el abrigo de la voluntad,
se acostumbró a mi indiferencia,
a mi sordera convertida en crónica.
Se adaptó a un rincón de mi corazón y lo convirtió en refugio.
Ahora respeta mis tiempos.
Respeta los momentos en que la olvido,
mente inquieta que no la deja en paz.
Ahora, al son de aquellas canciones, calla.
Se aparta. Se hace pequeña dentro de mí.
Sabe que no la escucho, que la siento pero que nada me mueve.
Sabe que mi corazón no la dejará vivir mientras me haga daño.
Mis días pasan en su compañía muda... así la quiero, sabiéndola e ignorándola.
Y creo que ella, mi soledad, me ama así.


Charlie Haden & Pat Metheny - The Moon Song

Isabel
Cuando no tengo nada que decir, no digo nada. Por eso a veces este espacio permanece en silencio. Hoy no soy yo directamente la que tiene algo que decir.
Esta mañana recibí una carta, una reflexión de miércoles de alguien muy querido. Un ex alumno que dejó el colegio hace ya... no recuerdo los años. Vive en Holanda, con una beca Erasmus, con su novia, su trabajo, un lindo piso y muchas ilusiones en el corazón.
Cuando aún estaba bajo mi tutela, solía escribirme cartas donde expresaba las cosas que sentía ante la vida, cartas que yo contestaba con reflexiones que siempre le llegaron dentro. Ahora es el alumno el que supera al maestro y me envía estas letras que me dejan boquiabierta y que me hacen pensar que aún hay muchas cosas en el mundo que valen la pena, y una de ellas es educar.

"Coge las rosas mientras puedas, luego se habrá acabado la primavera.
Seremos pasto de los gusanos, porque aunque lo creas o no, todos los que estamos mirando por una pantalla y comunicándonos con el resto del mundo mediante un teclado que suena a máquina perfecta algún día dejaremos de respirar, nos enfriaremos y moriremos.
Cuando eres joven te crees invencible, todo te va viento en popa, te crees destinado a grandes cosas... ¿crees que esperamos demasiado para hacer de nuestra vida un mínimo de lo que somos capaces? Disfruta y haz que tu vida sea lo que tú quieres que sea de ella.
Creo que todos podemos ser inmortales si sabemos hacer que una pequeña parte de nosotros se quede en el corazón de alguien, en el pensamiento, en una pared, en un pedazo de papel, en una melodía, en la naturaleza, en el mar ...

Pensadlo.

Carpe diem. Haz que tu vida sea extraordinaria. "

// idea original de "El Club de los Poetas Muertos", adaptación "made in tzk" .

Por supuesto, eres inmortal.
Isabel
La escuela de música es una vieja casa modernista reformada, muy bien situada en lo más tranquilo del pueblo, justo enfrente de mi casa. Cuando la trasladaron allí fue como estar en otro mundo, porque de repente, a partir de las tres de la tarde, el aire se llenaba de notas musicales.

Pasear hacia la plaza se deseaba lento, para admirar ese piano que ensayaba aquella hermosa pieza una y otra vez, o para captar los matices de las escalas y arpegios que la trompeta o el clarinete dejaban escapar por las ventanas.

Músicos sin nombre, que regalaban arte cotidiano sin saber siquiera que lo hacían. Me sensibilizaba y los envidiaba a la vez. Hasta que conseguí que me admitieran, hace unos pocos años. Desde entonces, yo misma lleno la calle de música el mediodía de los jueves, mientras peleo con los estudios de Lancelot.

Me gusta el aroma de la escalera, me gusta subir hasta mi buhardilla, donde ensayo en una pequeña habitación de techo inclinado y ventanas pequeñas que dan casi a la plaza. Ese camino, los dos pisos que me separan de la entrada, está lleno de pianos, de flautas traveseras, de voces que suben y bajan en escalas a veces casi imposibles. Sobre todo, está lleno de amor.

Algunas veces me paro ante una puerta cerrada y escucho la melodía que me ofrece quien, sintiéndose en soledad y en libertad, toca sus sentimientos y ofrece su corazón. Así lo recibo, anónimo y bello, así lo percibo y así me arranca a veces las lágrimas.

La escuela tiene dentro la magia de la música, el aroma de la clave de sol, la luz que ilumina las partituras que la gente que la habita convierte en puro arte.