Isabel
Me veo en la imperiosa necesidad de redefinir aspectos de mi vida. Por ti, por mí, por la responsabilidad que representa el mirarme en el espejo y verme en la profundidad de mis ojos... y verte a ti. No conozco tu rostro, pero sé que compartes fantasmas conmigo. Quizá te conozco más por eso. Sé que, como nos dicen a menudo, tenemos que apartarlos de la mente para dejar caminos abiertos, pasos libres, horizontes limpios. Para sentir.

Este paréntesis en lo ancho de la vida tiene principio y fin, es uno más de muchos que llegan y nos dejan esas cicatrices que quizá nos hagan más atractivos a la larga.

Tendremos que alejar esas sensaciones que nos siguen dominando a veces y nos impiden contemplar lo que tenemos delante de los ojos. Tendremos que mirarnos para aprender a no estar solos, a no permitir que tengamos que vagar eternamente por un mundo cargado de aparente incomprensión, cuando nos tenemos el uno al otro, los unos a los otros.

Mírame, ahí a través de la pantalla. Soy estas mismas letras que no parecen decir mucho de mí. Mi esencia está aquí atravesando los píxeles para llegar hasta ti, para decirte que, tomados de la mano, todo será más sencillo. Que la vida es así, que los fantasmas no existen y que somos verdad.


Isabel
Esta noche tengo miedo.
Un miedo profundo e intenso.
Esta noche la ansiedad llama a mi puerta y no me abandona.
Hoy me di cuenta, de repente, de mi propia tragedia.
Esta noche me di cuenta de que no podré volver a amar.
Y tengo tanto miedo...
Isabel

Es un verbo hermoso... pocas letras para tanto significado simbólico y real. Fluir es líquido, es tiempo, son nubes y son sentimientos.

Fluye la misma vida con cadencia o con velocidad, dependiendo del momento exacto en que examines dónde te encuentras.

Hace siete años mi vida hoy era un infierno, pero en este momento el dolor se difumina y se trasforma... fluye y se hace líquido y se convierte en sonrisa. Hace unos meses mi vida hoy dió un vuelco, pero en estos instantes precisos gira y gira fluyendo como un torbellino de aguas embravecidas, llevándome quién sabe a dónde.

Y floto sobre la superficie de las emociones, de los descubrimientos, de los recuerdos y del mismo pasado, dejándome embriagar y dejándome modelar mientras fluye mi alma hacia el futuro.
Isabel

Llegas lentamente, aún tardía. Eres hermosa en tu oscuridad, bella incluso en la frialdad que comienzas a desplegar, me gusta sentirte en los hombros cansados.

Contigo, algo en mí se transforma. Vuelven recuerdos de otras como tú, en las que fui feliz. Pienso en cómo soy ahora, y sólo me acurruco en ese frío tierno que me rodea y cierro los ojos. Me imagino en muchas otras noches, envuelta en brumas o en rocío, en mi soledad llena de pequeñas esperanzas, rodeada de recuerdos y de futuros.

Hoy canté y las estrellas me escucharon. Y canté con todo el aire en mis pulmones, con toda la fuerza del comienzo, con toda la luz de las notas que fluían entre las minúsculas gotas de lluvia que se secaban antes de llegar al suelo... hoy has sido una de esas noches negras, frescas y húmedas en las que el calor insoportable del día se muere, en las que los agobios de la mañana se dispersan.

Qué felicidad la del agua sobre el cabello, la de las sombras y el calor del corazón... no está vacío, acabo de darme cuenta. Si lo estuviera, no te sentiría como te estoy sintiendo.
Isabel
"Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades".


Cervantes nos dejó esta perla de sabiduría hace ya mucho tiempo, pero este tipo de sentencias no pasan nunca de moda, es más, hoy en día las necesitamos más que nunca. Parece que en los tiempos que corren tengamos más dificultades; estamos tan consentidos por la vida que cualquier obstáculo se nos hace un mundo y estas palabras de consuelo o de esperanza nos ayudan a superar todos los presuntos imposibles.

El tiempo todo lo puede... puede hacer desaparecer lo bueno, puede desgastar lo más hermoso, pero sobre todo, tiene la virtud de hacer que lo negativo se relativice, que el ánimo se dulcifique, y que poco a poco sepamos volver a sonreir y a aprender de las experiencias que nos regala la vida.

Me gusta lo de las "dulces salidas"... y es que así es el paso del tiempo, al final. Dulce, suave, esperanzador y dueño de nuevas ilusiones.
Isabel

Nadie es perfecto, todos nos equivocamos. En la teoría sabemos que los errores tienen sus consecuencias, y también que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra... supongo que es el modo de justificarnos.

Hay instantes en que, movidos por la desesperación, la frustración, el dolor o el desengaño, hacemos o decimos cosas de las que luego nos sentimos terriblemente arrepentidos.

Soy persona de hablar mucho, aunque suela saber lo que digo... eso ya es un primer error. Si mucho hablas, aumentas la probabilidad de equivocarte.

También hay mucha pasión en lo que digo o hago... segundo error, porque si no eres capaz de dominar las pasiones se vuelven contra ti cuando menos lo esperas.

Reconozco que, una vez herida, soy hiriente a la vez. Mi boca dice lo que siento sin pararme a pensar... otro error más. Siempre se piensa antes de hablar, porque las cosas que hieren, una vez dichas, ahí quedan.

No ha sido la primera vez que, dolida o desesperada, he dicho más de lo que debiera o he escrito más de lo que sería aconsejable. Así he perdido no a una, sino a varias personas.

Nadie está hecho para soportar las armas arrojadizas de aquellos que nos hemos sentido a veces estafados por la misma vida. Y lo peor es que el mayor error de todos es no darse cuenta de que el estado en que estamos sumidos cuando nos volvemos rastreros con los otros pasará... que nada es inamovible, que mañana volverás a sonreir y entonces quizá ya no encuentres los amigos ni el amor que antes soportaron tus embates.

No parezco aprender, aunque lentamente y a medida que la vida me regala enseñanzas nuevas y personas a mi alrededor comprensivas y con ánimo dialogante, me doy cuenta de que al menos nunca cometo el que sería el error más grave: no pedir perdón.

Desde aquí deseo pedir perdón a aquellos a los que he herido, incluso a quien no me va a leer jamás. Porque estoy dispuesta a pensar antes de hablar, porque estoy dispuesta a medir mis impulsos, porque ahora la sonrisa me acompaña y no la voy a dejar escapar, porque hay mucha gente que vale la pena tanto como para no desear cometer errores.

A veces el precio es tan alto como el mismo futuro... otras veces, se puede pagar. No deseo perder a aquellos que, como tú, me hacen pensar y me ayudan a vivir.

Isabel

Como la película de Garci...

Me siento delante de un espacio y de un tiempo nuevos para mí. Estoy una vez más recién salida de quién sabe dónde, como habiendo estado perdida y teniendo que hallarme una vez más.

No quiero comenzar a caminar llevando lastres, así que lo mejor será decidir cambios. Lo primero es salir de un mundo que ya no me pertenece y crear mi propio espacio, mi propio tiempo. Lo segundo es mirarme al espejo y sentirme diferente... empezar por cambios físicos que me lleven a contemplar una persona nueva y llevar eso a lo más profundo de mi interior, no para cambiar nada de él, sino para sentirme nueva dentro de lo conocido y lo sabido.

Siento una energía especial que esta vez no procede de nadie, ni siquiera de los sentimientos o las emociones. Tengo ganas de moverme, quizá por tanto tiempo anquilosada en ese pequeño reducto de mis sueños y mis decepciones. La energía que me lleva a trabajar al máximo, a desarrollar mis propias capacidades, a tapar carencias que han llegado a ser tan parte de mí que ya ni duelen.

Deseo vivir en este mundo de realidades, en mi nuevo lugar donde colocaré un espejo el día en que tenga la certeza de que me veré diferente.

Hoy me sorprendí cantando en la cocina... hoy me sorprendí volviendo a la vida.